sábado, 20 de febrero de 2016

Capitulo 1: Inicios

La vida no es igual de interesante para todos: hay gente que la disfruta más, otros que la disfrutan menos y un último grupo, que no la disfruta nada. Ramus formaba parte de este tercer grupo, no había ni una persona sobre la faz de la tierra que se pareciera en lo más mínimo a él,  o que lo comprendiera remotamente. Aunque Ramus fuera raro en todos los sentidos, también sabía ocultarlo indefinidamente, solo que su camuflaje era difícil de mantener cuando una persona se acercaba demasiado. Por ello, este chico nunca profundizaba en sus relaciones, así que no era raro que no hubiera tenido novia desde infantil. Pese a que aborrecía infinitamente la vida social, a veces hacía un esfuerzo, por complacer a sus padres y a la sociedad en general, y salía de casa con gente que no le interesaba lo más mínimo.
También tenía un número reducido de amistades, pero no eran más que personas como el, ligeramente apartadas de la sociedad y con severos problemas sociales. Aunque al principio se habían empezado a juntar por necesidad, Ramus les había acabado cogiendo cariño. Tenía el pelo castaño, los ojos marrones, medía un poquito más de la media y estaba por lo general delegado. La gente a su alrededor lo miraba y solo veía a un chico normal, al fin y al cabo saludaba a los vecinos y sacaba la basura, ¿No es eso lo que hacen las personas normales? Casi todo en el mundo le desagradaba de una manera o de otra: programas de televisión, cotilleos de última hora, modas pasajeras etc. Las ciencias le fascinaban en ocasiones, pero al no ser tampoco desmesuradamente listo, no merecía la pena pasarse el día estudiando.
Aunque pasaba por la vida como un fantasma, también tenía sus hobbies, como todo el mundo. Leía libros sobre mundos lejanos, películas que le hacían sentir insignificante, e incluso salía a correr de vez en cuando para no acabar obeso. Sus padres le presionaban constantemente para que se metiera en algún equipo de cualquier cosa, pero eso tampoco le interesaba. En el pasado los videojuegos le habían dado cobijo durante algunos años, pero incluso los juegos se habían vuelto insípidos para él. Aunque se enamoraba con frecuencia, se desenamoraba con más frecuencia aún, así que nunca acababa declarándose a nadie. Como se ha dicho antes, Ramus tenía amigos. No eran muy buenos amigos, porque los buenos amigos se ganaban con la confianza, y él había perdido esa facultad hace años. No obstante eran buenos compañeros, no dramatizaban las cosas, no se solían quejar y decían cosas ingeniosas de vez en cuando.
Su ''mejor'' amiga se llamaba Riven, y si hubiera sido un poco más espabilada, quizás incluso estaría en el grupo de las populares. Pero ella también era diferente al resto, su humor era más negro de lo que debería y soltaba tacos con demasiada frecuencia. Sin embargo Riven era guapa, y Ramus había estado casi seguro en más de una ocasión de que le gustaba. Sin embargo, su amistad era una de las pocas cosas valiosas que tenía, así que por nada en el mundo se arriesgaría a hacerla incómoda.  Le parecía entretenido ir a casa de Riven, sólo se aburría un 50% del tiempo, siendo que la media rondaba el 95% la cifra no estaba mal. Por esta razón visitaba la casa de su amiga con bastante constancia, hasta que las cosas se pusieron tensas entre ellos y tuvo que reducir significativamente el número de visitas. Ella era una de las cosas más valiosas en su mundo, ya que era una de las pocas personas que podían hacerle sentir algo. Por lo que sea, Ramus era frío y distante todo el día a todas horas, lo que suele emocionar, entristecer, animar o revolucionar a las personas normales, a él le era completamente indiferente. Al final había conseguido imitar las reacciones ''humanas'' tras mucho tiempo de observación, así que solo lo miraban raro muy de vez en cuando.
Su otro amigo se llamaba Malphy, aunque todo el mundo lo llamaba mal. Su caso era completamente diferente al de su otra amiga. Riven era una persona independiente, y se podía desenvolver perfectamente sin ayuda de nadie, pero Mal... Tenía problemas al hablar con la gente y al mostrar sus diferencias, como Ramus, solo que dada su falta de perspicacia no se molestaba siquiera en ocultarlo, y como resultado la gente se reía de el muy a menudo. Ramus era más un padre que un amigo para él, tenía que hacer de paraguas a las críticas que le llovían continuamente, pero no le importaba, porque la sociedad apestaba cómo un cuerpo en descomposición. Mal era grande y aunque estaba un poco gordo, también tenía fuerza. Podría aplastar si problemas a todos los que lo humillaban continuamente, pero nunca lo haría, él no era así. Quizás su bondad fuera su mayor defecto al fin y al cabo.
Aquel día, 20 de febrero de 2016, a las 20:30, Ramus estaba corriendo por la ribera del Ebro, un río de su ciudad (Zaragoza). Un día de cada dos salía sobre esa hora y corría durante 20-30 minutos, o hasta que sus piernas se cansaran. Últimamente estaba yendo a correr más a menudo, porque en dos semanas tendría una carrera de 5 kilómetros. Ya llevaba un cuarto de hora en movimiento, y sus piernas le empezaban a cosquillear silenciosa e ininterrumpidamente. Era un cosquilleo que no dolía ni quemaba, es más incluso era en cierto modo placentero. La música estaba a tope, como siempre, y cada zancada hacia delante estaba acompasada con una nota de la melodía. Todo estaba por fin en paz y serenidad. Parecía que la naturaleza por fin le había dado un respiro, sonrió, en el fondo incluso él podía ser feliz. Pero una de las características principales de la felicidad es que siempre es efímera, y si hubiera sabido en ese preciso instante lo que le deparaba el futuro, no hubiera sonreído.
Cuando pasaba al lado de una fuente con forma de botella, todo se ralentizó. Un ruido sordo surcó sus oídos y una onda de choque lo empujó con violencia hacia atrás. Tuvo la suerte de tener un árbol detrás, contra el cual chocó, aquel impasible olmo lo había salvado de morir ahogado en el río. Cuando miró hacia arriba lo que vio lo desconcertó enormemente. El agua de la fuente se evaporaba rápidamente y volaba hacia el infinito. El  pequeño monumento tenía incluso una pequeña brecha, algo había caído del cielo, y solo él lo había visto. Un instinto primitivo que había permanecido dormido en él durante mucho tiempo le dijo que corriera en dirección opuesta. Fuera lo que fuera eso, no era nada bueno, el miedo y al curiosidad del chico luchaban una batalla fatal en su interior. Al cabo de unos instantes dio un paso al frente, luego otro y al cabo de unos segundos se hallaba a los pies de la antigua fuente. Todo el agua había desaparecido, y la base de la construcción estaba destrozada. Un solo objeto resplandecía en el fondo, una esfera de color verde que palpitaba periódicamente cómo un corazón que late.
Su voz interior aulló con más fuerza pero él la ignoró completamente. Se pegó un minuto contemplando el objeto que tenía ante el por un motivo desconocido. Al cabo de este tiempo, dio un paso más hacia su perdición, ya solo se encontraba a un metro. La bola estaba perfectamente pulida y le devolvía su mirada atónita. No era muy grande, abultaba poco más que una pelota de tenis, pero a la vez era algo completamente diferente de nada que hubiera visto con anterioridad. Parecía hecha de esmeralda, pero Ramus sabía con certitud que no se trataba de esmeralda. Extendió el brazo hacia la esfera y la tocó ligeramente. El tacto era suave, una sensación de calor y frio le recorrió cada átomo de su cuerpo. La mano se le durmió durante una décima de segundo, pero luego recuperó su vitalidad. Se acercó con cautela, como si alguien lo estuviera observando. Cuando trató de levantar la esfera se sorprendió de lo increíblemente pesada que era para su pequeño tamaño. Cuando la tuvo en la mano, un nuevo  hormigueo le recorrió desde la punta de los dedos hasta el hombro, esta vez no lo sintió solo en la piel, cada nervio y fibra de su brazo habían percibido la sacudida.

Se metió la esfera en el bolsillo, y aún así la sentía palpitar ferozmente. Se encaminó a casa, aunque caminaba despacio por el peso adicional que había adquirido.  

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Víctor Parte 1

La sala esta terriblemente fría porque los radiadores no funcionaban muy bien. Yo como siempre que nos mudamos observo todo atentamente. Me gusta adivinar cómo es cada persona antes de conocerla. Las personas por regla general son como una cebolla, hay que pelarlas por capas. En muy contadas ocasiones incluso puedes llegar a llorar mientras pelas personas pero no suele pasar. Dieciséis años y aún no conozco ni una sola persona que merezca la pena. Es lo que tiene cambiar de lugar cada seis meses por el trabajo de mi padre, que siempre te quedas en la segunda capa. Volviendo a la sala, otros jóvenes como yo comenzaban a entrar por la maltrecha puerta y empezaban a tomar asiento lentamente ,como condenados a muerte que caminan hacia la guillotina. Esta vez había tocado un pueblo de Francia como destino durante seis meses. Siempre cambiamos de lugar cada seis meses, como caracoles que se llevan su casa a la espalda, lo cual aborrezco completamente. El destino que nos ha tocado esta vez no estaba tan mal, el clima era aborrecible, pero al menos no es una gran ciudad desbordada por tráfico y hombres grises. Es más Bretz no cuenta con más de cinco mil habitantes lo cual te da un cierto margen  para hacer lo que te de la santa gana. La puerta se cierra de golpe y me saca de mi ensimismamiento, ha sido una corriente del aire gélido que te cala hasta los huesos seguramente. Un hombre de unos cuarenta años sube el pequeño escalón que les vale de tarima y comienza con la lista. Nombres y más nombres sin importancia , me he quedado con una tal Laura y una Adèle , me gusta como suenan. Y así llegamos lentamente hasta Víctor.
-¿Victor?-Parece dudar como solo lo hacen los hombres poco acostumbrados a las novedades.
-Sí, aquí.- Como cada vez sucede, los veintitrés alumnos restantes saltan como muelles des sus asientos , se giran, y empiezan a mirarme como si fuera la última atracción de un circo errante, con esa autosuficiencia que solo tienen los paletos y los imbéciles.
-¿Te podrías presentar , Victor?.- Vaya, ya he llegado a la etapa difícil de la prueba,¿ qué hacer esta vez? Escandalizarlos tan tempranamente sería poco pertinente así que voy con la clásica.
-Me llamo Víctor , tengo dieciséis años y me gusta escuchar música.- Con estas palabras pasaré por un humano común durante unas semanas , quizá un mes. Cuanto más tardara esa pandilla de pueblerinos en descubrir hasta que punto odiaba aquel lugar, mejor para todos. Si lo piensas detenidamente decir que te gusta escuchar música es como decir que te gusta ser humano, pero con otras palabras. Estoy seguro de que miles de jóvenes empleaban esta frase al día para justificar su indiferencia a y ante la sociedad, o simplemente su falta de personalidad.
Hacerme pasar por idiota para que me dejen en paz es mi especialidad . Por suerte , en Brest había más probabilidades de que se interesara por mí una vaca que un ser humano convencional con sus dos piernas y su cabeza.

- Tchsss,¿ Victor a quien quieres engañar?.- era la chica que tenía al lado cuyo nombre siquiera conocía, otra sorpresa . 


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Bill Mercury

Despertar por las mañanas es la parte maléfica de la rutina . La rutina , aunque odiada , también nos protege , de la realidad . Bill Mercury tenía una realidad demasiado grande como para ser abarcada por la monótona rutina. Aunque ante algunos , la mayoría podría decirse , Bill era simplemente un empresario serio y aburrido , que no vive más allá de su trabajo y cumple sus deberes como ciudadano . Al menos a la luz del día , al menos bajo su máscara de persona normal . Pero como todo Jekyll tiene su Míster Hyde , su lado oscuro . Su agenda siempre tenía un hueco para una sesión psicológica .
Bill entró en un edificio alto y gris en la calle Preston . Clínica de cuidados mentales Cyrus . Se paró frente a la puerta , con su traje gris y su expresión gris también , a juego con el traje . Una vez dentro sabía adonde dirigirse , como no saberlo , tras diez años de terapias se sabía el edificio de memoria . Segunda puerta a la derecha , luego escaleras arriba y primer pasillo a la izquierda. Se para en seco al llegar a la puerta , deja el maletín en el suelo , y se dispone a llamar a la puerta del doctor Marcus . Antes de que pudiera tocar la losa de cristal opaco que recubría la moderna puerta , Marcus abrió la puerta.
-Bill , adelante , adelante . –dijo con tono amable
-Marcus , he tenido otra crisis , una muy fuerte .-dijo con preocupación Bill
-Deberías haberme llamado , ya sabes que es muy peligroso .-le respondió el veterano doctor con cautela
-Sabes tan bien como yo que en esos casos no puedo controlarme, como para llamarte.-clamó exasperado
-Bueno , Bill cuéntame como ha sido exactamente ese ataque .-
-Ayer por la noche , sobre las tres de la mañana , estaba profundamente dormido cuando alguien llamó a la puerta . Le abrí sin mirar por la mirilla , casi me da un infarto al ver a el  ángel de la muerte llamando tan tarde .
-Bill , como ambos sabemos ese ángel de alas negras y mirada roja como la sangre solo existe en tu imaginación .-
-Lo sé ,lo sé , es mi consciencia que se manifiesta en alucinaciones . Sin embargó lo que me perturbó fue que llamara tan tarde , no su mera presencia . Sínister lleva apareciéndoseme desde que tengo uso de memoria , es como un viejo amigo . Pero desconozco el motivo que le hiciera abandonar su hábito de visitas a las doce de la noche para aplazarlas a las tres . –
-No está bien que le pongas nombre a tu peor pesadilla , aunque esta no te cause temor alguno. En fin , que te dijo tu “viejo amigo “.-
-Me dijo que debía matar a alguien , que llevaba tanto tiempo sin matar a nadie que me iba a oxidar . Como me pareció una gran idea cogí mi pistola y Salí de casa decidido a saciar mi inmensa sed . Sin embargo llegado al garaje , me encontré bueno … - Bill titubeó
-Cuéntame Bill , qué viste.-insistió el doctor
-Vi el cadáver de mi madre mirándome desde el asiento del copiloto , y por una vez en mi vida los remordimientos me paralizaron .-
-¡Es un gran avance ¡ , por fin has sentido algo en cinco años , una primera buena señal en cinco años . Quizás en un año puedas dejar de fingir ser normal y convertirte en normal. –
-No puedo hacer eso .- dijo sin levantar los ojos del suelo
-¿Porqué ?

-Ambos sabemos que si fuera normal , la culpa me ahogaría y la carga a mi espalda me hundiría .-

miércoles, 23 de octubre de 2013

un relato corto

La lluvia se agolpaba en mi cristal y las gotas  transparentes , discurrían por  la ventana del dormitorio de extremo a extremo . Mi nublada mente , al ver las agujas translucidas caer del inmenso cielo , se pone a funcionar y a crear vínculos de la nada . Y empiezo a pensar en la soledad que me embarga desde que perdí a Glufy , mi perro . La unidad de todas estas maravillosas lágrimas celestes , que riegan los cultivos del hombre y hacen mas fuertes a los caudalosos ríos , activan una mecánica interna que asocia la compenetración que yo tenia con Glufy  y la lluvia . Luego reflexiono y me doy cuenta de que me estoy volviendo realmente loco.
Todas las personas que me rodean me dicen sin cesar que no tengo que darle tanta importancia, que es un animal sin más . Intenté hacerles caso pero es difícil olvidar algo cuando piensas en ello sin tregua. Su muerte había sido un golpe inesperadamente doloroso. Era viejo , bien lo sabía yo ,llevaba concienciándome de que algún día de estos moriría desde que cumplió los catorce años .  
Pero ahora que me doy cuenta lo que me tiene tan preocupado al fin y al cabo no es el acontecimiento en si , sino lo que lo rodea. La muerte , que todos los seres humanos han temido desde tiempos inmemoriales y a la que intentamos poner solución a toda costa . Definitivamente no era el fallecimiento de mi malaventurado perro lo que me quitaba el sueño sino , el fin en sí .
Aterrado por esta idea, tuve la ocurrencia de ir a ver al psicólogo , a un profesional , para que me aconsejara en esta tempestad . Que me recetara medicamentos o que hiciera cualquier terapia que me devolviera mi ausente felicidad. Y así fue como , en plena lluvia dejé de mi amplio piso , propiedad de mi abuelo , que me lo dejo en herencia hacía ya diez años . Descendí un peldaño tras otro  de mi medio putrefacta escalera de madera , corroída de la humedad . Me dirigí hacia el saloncito con sofás color café y abrí un cajón situado en el mueble de la televisión , del que saqué unas llaves que esperaba tuvieran batería.
Abrí la puerta de casa y crucé mi jardín , con sus hojas caídas, características del bien entrado otoño . Con paso firme puse rumbo al coche , abrí la pesada puerta del trastero que era también taller y garaje y contemplé  mi coche , un todoterreno marca Toyota que había estrenado hacía ya año y medio. Presioné el botón de la llave a distancia ,”clac”, la puerta granate se abrió automáticamente y me metí en el vehículo . Arranqué motores y salí de mi estancia en las afueras de BearCity una ciudad que le debe su nombre a un parque natural de osos que hay al lado. Una pequeña ciudad veraniega que tenía apenas los diez mil habitantes , pero aun así había instalaciones de todo tipo para que los ricachones que veraneaban ahí no tuvieran ninguna incomodidad . Tomé la carretera secundaria , embarrada y polvorienta , que lleva al centro , pero no prestaba realmente ningún cuidado al volante. Conducía con desgana , pensando en que la muerte también me llegaría a mi y que quizás el perro había sido un símbolo. Me sorprendí a mi mismo a punto de volver a casa para que la tragedia no me encontrara a mí como lo había hecho con Glufy .

En medio de toda aquella nube de pensamientos negros y supersticiosos en la que estaba envuelto , la realidad me devolvió a ella con un golpe seco contra el airbag . Todo perdió su forma y el coche empezó a dar vueltas de campana , luego, la oscuridad .

martes, 22 de octubre de 2013

Me llamo Derek , Derek Estrausen. Tengo veinticinco años y he decidido ser escritor. Llevo haciendo historias desde que tenia once años, pero cuando les anuncié a mis padres que quería escribir para ganarme el pan , la noticia no fue bien recibida . Asi que estoy en la calle.
-de eso no puedes vivir ¿estas loco? .- me exclamó mi padre al borde de la ira
-verás como sí.- le solté y no he vuelto a verle.
Hago trabajos como camarero , dependiente y guarda , además de mi sueño de escribir y vivir de ello . Pero desde que tuve aquella magnifica idea de irme de casa ya he obrado como minero , operador de compañía telefónica , oficinista , conductor… Escribí mi primer libro cuando ya llevaba medio año malviviendo en un piso de estudiante que apenas sí tenia dos habitaciones .
A el libro lo titulé :*La rata de Berlín *. Tuvo su choque en las librerías , pero no el suficiente como para que la editorial me pagara un salario generoso , o cuanto menos , decente.
Ya llevo un año entero y un tercio del siguiente en las calles de la ciudad alemana . Pero la verdad es que no me puedo quejar , de camino a la inspiración conocí a muchas personas , y escribí un diario con todas las aventuras que me ocurrieron , no pocas. E aquí pues mis peripecias : 

13/11/2009:Todo empieza .

si quieres ver la siguiente porción de la historia , comenta .  
Las bodas de oro


Las bodas de oro ya han llegado
Son símbolo de una longeva unión
Cincuenta años llevan de casados
Sin caer en la desesperación

Durante este tiempo han recibido
Ya de dios su bendición
Y tres hijos han nacido
Motivo de celebración

A Pompeya hemos venido
Gracias a una invitación
Todos nos hemos divertido

En la ciudad de la petrificación 

martes, 27 de agosto de 2013

LA PIEDRA SECRETA



Para una ciudad marítima como Lyse una guerra podría suponer el fin. La ciudad estaba repleta de comerciantes, que si no conseguían vender sus mercancías abandonaban la pequeña fortificación. Lyse estaba protegida por unos cuantos torreones esparcidos por la costa pero eso no sería suficiente, el señor del rayo tenía 20 soldados por cada soldado Lyseno, y eso que lyse contaba con 5000 soldados y 200 galeras de combate. -Si no fuera por culpa del incompetente rey… nada de esto hubiera sucedido -. Suspiró tom a su tío pedro. –Tshhhh no digas tonterías, los capas rojas podrían oírte -. Respondió su tío aterrado. –Y a mí que, que se me lleven a las mazmorras reales, comería mejor que aquí… -
Lyse era una ciudad costera muy visitada por ricos comerciantes pero eso no quería decir que no hubiera mucha pobreza, de hecho más de la mitad de los habitantes eran pobres. La ciudad estaba situada en la costa y también era llamada Desierto rojo, por el extenso desierto de piedra roja como la sangre que se encontraba de espaldas a la ciudad. Muchas leyendas decían que la piedra secreta se encontraba allí, y muchos exploradores habían acudido a la ciudad a hacer excavaciones, en busca de una piedra que según muchos, despertaría a un ejército oscuro que obedecería a aquel que poseyera la piedra. Pero Tom a sus 20 años pensaba que esas eran la clase de tonterías que se les contaban a los niños para meterles miedo. En aquel momento reinaba un rey llamado Robb al que a sus espaldas llamaban el rey derrochador, pues vaciaba las arcas de Desierto rojo. Robb en un día de borrachera había comenzado una guerra, y no contra cualquier incompetente rey menor, no… contra el señor del rayo, señor más poderoso de toda la páncrea . En páncrea (así era como llamaban los pancreños a los cuatro reinos ) Había cuatro grandes reyes y luego pequeños reinos vasallos de los reyes , y el Desierto rojo estaba situado al sur , era la tierra más amplia pero también la más desolada . Lyse era la capital de desierto rojo , pero también llamaban a Lyse por el nombre del territorio pues era una de las pocas ciudades habitadas .

El joven tom era un pobre chaval que vivía en los suburbios de la ciudad , tenía solo a su tío y no conocía a su familia , a su alrededor pasaban muchas veces cosas extrañas . A veces hacia arder a una persona que lo había hecho enfadar o se sentía mas fresco los días que hacía más calor … Su tío y el hacían lo que podían por entregar los impuestos a  Robb el rey , pero más de una vez habían faltado al pago y los capas rojas que era la guardia de la ciudad les habían dicho – Si el próximo pago no lo entregáis lo lamentareis .- Tom no les había hecho ni caso pero cuando vinieron a por la deuda , y el tío pedro les dijo que no tenía el dinero , Un guardia dijo : -os lo advertimos .- y le corto el cuello a Pedro de oreja a oreja . Ese momento , despertó algo dormido en  lo mas profundo de Tom ,  sus habituales ojos color azul se le tornaron rojo , El muchacho se limitó a dejar fluir su ira hacia los tres soldados que estaban frente a el . Un torrente de llamas apareció de la nada y pronto convirtió en cenizas a los tres guardias , junto con su casa y todos los tugurios de 2 manzanas a la redonda .